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ENUNCIADOS DEL RAV ZUKERVAR

7:1 Está escrito en el Zóhar Vaikrá/Levítico parashát Tazría que todos los mundos, los superiores y los inferiores, están incluidos en el hombre y toda la realidad que se encuentra en ellos no es sino para el hombre.

7:2 La realidad espiritual está conformada por mundos espirituales. El vocablo mundo, en hebreo olam, significa ocultamiento. Cada mundo es un grado de ocultamiento de la plenitud infinita y a su vez un grado de revelación para el alma. Los mundos son los espacios espirituales a través de los cuales el deseo y la voluntad del alma adquieren gradualmente conciencia de su raíz y origen.

7:3 La falta y la ausencia de la plenitud son producto de nuestra percepción limitada generada por el deseo de recibir egoísta. En cambio, cuando actuamos en armonía con los principios espirituales, altruismo, des-cubrimos finalmente la plenitud de la luz que llena permanentemente toda la realidad.

7:4 Ein – Sof, en hebreo Infinito, es el primer mundo o espacio espiritual, el lugar de encuentro entre el deseo de recibir del alma y la voluntad de dar del Kadósh Barúj Hú.

7:5 Los mundos espirituales indican las diferentes formas en que el alma percibe la plenitud infinita. En cada mundo, grado, aspecto y situación de la realidad, la Torá, a través de la Halajá, nos indica la forma en la cual debemos activar o contraer nuestra voluntad para des-cubrir la plenitud de la luz.

7:6 La terminología que utiliza la Sabiduría de la Kabalá indica la forma en que la voluntad y el deseo se expresan. Superior e inferior definen la cercanía y lejanía espiritual en relación a la forma original y completa: Ein – Sof , Infinito.

7:7 Superior y cercano significa mayor voluntad y deseo de dar-altruismo. Por el contrario, inferior y lejano indican más egoísmo. En los mundos superiores se percibe más fácilmente la forma original, es decir la voluntad y el deseo de dar, el altruismo. En cambio, en los mundos inferiores, debemos realizar un esfuerzo mayor para discernir en nuestros deseos hasta alcanzar el bien y la conciencia de nuestra raíz y origen, el Uno sin segundo, el Kadósh Barúj Hú.

7:8 La mente, el corazón y los instintos son los espacios espirituales, los mencionados mundos, donde el hombre se mueve espiritualmente para lograr sus objetivos.

7:9 El altruismo expande nuestra conciencia elevando nuestra voluntad y deseo hacia los mundos superiores. Contrariamente, el egoísmo nos hace descender espiritualmente limitando así la realidad a nosotros mismos.
Los pensamientos, emociones y actos concretos cuando actúan en armonía con las leyes de la Creación (codificadas en la Torá tanto escrita como oral), son los instrumentos a través de los cuales podemos alcanzar la realidad de los mundos espirituales. Dicha realidad es la plenitud que fue creada para el hombre.

7:10 El Arí za’l nos transmite en el libro Shaar haGuilgulim, el Pórtico de las rotaciones del alma, Hakdamá alef letra bet: Debes saber que el hombre mismo es lo espiritual que hay «dentro» del cuerpo, y el cuerpo es una vestidura del hombre y no el hombre mismo.

7:11 Este mundo y todo lo que hay en él tiene el propósito de servir y beneficiar al hombre. Pero también le son necesarios todos los mundos superiores y todo lo que en ellos hay, ya que existen para que el hombe alcance su armonía.

7:12 La realidad material-sensorial es lo denominado en los textos como este mundo, el espacio que motiva la aparición del deseo de recibir en su máxima potencia. El deseo es el recipiente donde recibimos, sin deseo no hay recepción ni placer. Cuando es utilizado con sabiduría, a través de la aplicación intencionada y conciente de los principios espirituaes -altruismo- nos ayuda a expandir nuestra realidad a los mundos superiores, de lo contrario nos crea límites cada vez más estrechos que terminan por encerrar al hombre en sí mismo sin poder expandir su conciencia a los estados superiores de ser.

7:13 La Creación, que en su totalidad abarca muchísimos mundos (estados de ser), es el espacio de encuentro entre la plenitud de la Luz del Kadósh Barúj Hú y el deseo de recibir de la Neshamá. La Creación encontrará su resolución sólo cuando el deseo de recibir se transforme en voluntad altruista. Es entonces cuando la Creación llegará a su fin reintegrándose el deseo a la Luz en todos sus estratos e índoles, o sea en todos los mundos. Ello es lo denominado gmar hatikún – fin de la corrección de la voluntad y deseo de la neshamá, el fin de los tiempos.

7:14 Los estratos materiales de la realidad reciben su vitalidad de los estados superiores-espirituales. Pero para que los estratos materiales reciban la realidad armónicamente deberán elevarse a los planos superiores y no limitar la realidad a ellos mismos.

7:15 Cada neshamá manifiesta un grado determinado de aprehensión de la Realidad. En cada uno de los 5 mundos espirituales denominados: Adám Kadmón, Atzilút, Briá, Ietzirá y Asiá, la neshamá se reviste en un klí -grado de voluntad- diferente revelando los diferentes manifestaciones de la plenitud de la Luz Infinita, Or Ein-Sof

Rav Zukervar

Halel